lunes, 7 de noviembre de 2011

Un pequeño recorrido por el Califato de Córdoba.

Es imposible hacerse una idea de la época del Califato de Córdoba sin antes plantear lo ocurrido inmediatamente antes. Primero, y antes que nada, fechar el Califato: desde el año 929 con la llegada de Abderramán III al poder hasta la caída en el año 1031.

En el año 711, los musulmanes se adentran en la península con el objetivo de ayudar a Don Rodrigo. Sin embargo, dada la inestabilidad política visigoda acaecida en la península, éstos con Tariq al mando deciden invadirla. Tras la victoria en la batalla de Guadalete (711) los musulmanes avanzan rápidamente, sin mucha oposición a su paso. A mediados del s.VIII habían ocupado gran parte de la península, aunque quedaban algunos núcleos al norte. (Cordillera cantábrica y Pirineos) Para ello, utilizaron el sistema de capitulaciones, en el que los musulmanes prometían respetar las leyes y costumbres de la población a cambio de impuestos. El territorio musulmán ibérico, se constituía en una provincia del califato Omeya de Damasco. En el año 756, Abderramán III huye de Damasco, tras un ataque Abbasida y llega hasta la península proclamándose emir independiente del Califato de Bagdag. Éste tenía el poder político pero no el religioso, que lo seguía sustentando el califa de Bagdag.

Así tenemos todos los ingredientes necesarios para la formación del Califato de Códoba. Corría el año 929, y la llegada de Abderramán III al poder (nieto de Abderramán I) supone un cambio radical en la configuración musulmana de la península. Éste pasaba a tener también el poder religioso (a diferencia de los emires anteriores), por lo que Al-Ándalus se independizaba completamente del Califato abbasida. Cabe resaltar la importancia del Califato de Córdoba en esta época y, a posteriori, como uno de los territorios más esplendorosos hallados en la península. Un ejemplo, es la ciudad de Córdoba, que tenía 500000 habitantes a la altura del s.VIII y con dimensiones e importancia equiparables a Constantinopla.

· En el plano político, el califa era ayudado por los visires que, aunque es un poco incorrecto, para que os hagáis una idea era equiparable a los ministros actuales. También se ayudaba de un hachib, que se podría equiparar con las funciones de un primer ministro actual. Tras la muerte de Abderramán III, su hijo Hixam II llega al poder, pero sólo tiene 3 años, por lo que el poder cae en manos de Almanzor. Aquí se alcanzará el época de mayor esplendor del Califato, realizando campañas (aceifas) en diversos puntos controlados por los cristianos del norte (Santiago de Compostela en el año 997) y en el norte de África contra la dinastía Fatimí. Sin embargo, el vacío de poder dejado a la muerte de Almanzor provocará una lucha por el poder e inestabilidad que dará al traste en el año 1031.

· En el plano económico, el califato tenía una capacidad económica bastante acentuada. Esto se debía al dinamismo comercial, dados los grandes puertos que tenían en el territorio; (Barcelona, Valencia, Cádiz...) una industria artesana muy desarrollada y técnicas agrícolas muy avanzadas a las del resto del mundo conocido. (introducción del regadío y de numerosos productos provenientes del norte de África y de Oriente Próximo) También cabe destacar el acuñamiento del dinar como moneda oficial, que facilitó el desarrollo del comercio y, por tanto, de la economía.

· En el plano social, Al-Ándalus en época del Califato se componía de una masa muy heterogénea. Concretamente, convivían cristianos, judíos y musulmanes. Había tres grupos de musulmanes: los árabes que se correspondían con las élites, los bereberes provenientes del norte de África y los muladíes, cristianos convertidos al islam. Los cristianos se organizaban en barrios fuera de las murallas y los judíos en juderías a veces amuralladas. En contra de lo que mucha gente pudiera pensar, convivían en armonía en muchas ocasiones ya que eran considerados gentes del libro.

· En el plano territorial, podemos destacar como a nivel interno se dividían en Coras, concretamente en 6. (tres fronterizas y tres al sur) La extensión en la península era amplia, ya que la ocupaba casi en su totalidad, dejando algunos núcleos en el cantábrico y pirineos.

· En el plano cultural, es notable la huella que deja en nosotros avances en matemáticas, filosofía, (Averroes y Maimónides) astronomía, etc... así como en el plano artístico, en el que se ve reflejado el poder del Califato en aquel momento (mezquita de Córdoba, palacio de Medina Azahara...)

En definitiva, la inestabilidad acaecida en los últimos años del Califato dará lugar a su desaparición en 1031, con la desintegración en reinos de taifas, que a la postre darían al traste con el esplendor musulmán en la península. Tras diversos avatares de un territorio venido a menos, el 2 de enero de 1492 se rinde el último bastión musulmán, el reino Nazarí de Granada.



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